«Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo»
– Albert Einstein

En poco menos de un mes Buzzko cumplirá dos años de vida. Hoy, que presentamos nuestra nueva imagen corporativa y estrenamos página web, nos apetece hablar del por qué de este cambio, de los batacazos que nos hemos llevado en el camino y de la ilusión con la que afrontamos una nueva etapa. (Si no os apetece escucharnos (totalmente entendible), os animamos a navegar ya por nuestra nueva web ).

Siempre decimos que Buzzko nació con la crisis. Eran (y siguen siendo) tiempos difíciles para ofrecer y vender proyectos intangibles, como pueden ser una estrategia de comunicación en Internet o un sitio web. Nuestro modelo de negocio durante el primer año no funcionó. Entre los mayores errores que cometimos durante los primeros 12 meses de vida se pueden encontrar:

  • No saber elaborar presupuestos: Nos costaba calcular las horas reales que dedicábamos a cada tarea. Dábamos por hecho que no habría más de equis cambios, que las acciones se llevarían a cabo en menos tiempo y… no fue así.
  • Autoimponernos rebajar los presupuestos: por miedo a recibir un NO por respuesta, ofrecimos trabajo de autor a precio de cadena de producción. En parte lo consideramos “normal”, ya que acabábamos de empezar y el objetivo era conseguir una base de clientes, pero, evidentemente, perdíamos dinero y tiempo que podíamos haber destinado a buscar nuevos clientes, promocionarnos, etc.
  • Una de las estrategias que llevamos a cabo para dar la vuelta a esta situación (en definitiva, poco cash) fue abarcar más proyectos a precio bajo para conseguir ser rentables. Resumiremos esta experiencia con una palabra: error. Sólo nos sirvió para estresarnos, no disfrutar de ningún momento de la jornada laboral, sufrir físicamente (pérdida de peso, herpes y dermatitis varias) y, lo peor: perder las ganas de trabajar y seguir aprendiendo. Volvíamos a experimentar las sensaciones de las que queríamos huir cuando montamos Buzzko.

Como no hay dos sin tres, pocos días antes de cumplir un año el equipo de trabajo se redujo un 33% y pasamos a ser dos personas al frente de la empresa. El barco no se hundía, pero andaba a la deriva y sólo había dos opciones: quedarse a redirigirlo o subirse a la balsa de socorro y pisar tierra firme. En este sentido, sólo nos queda decir que emprender es en gran parte paciencia e ilusión, pero sin llegar a ser ilusos. Si vais a montar vuestra propia empresa, sólo podemos aconsejaros que todo quede por escrito : cada acuerdo, cada condición y cada decisión estratégica que se tome por parte de los socios. Puede sonar brusco y feo tomar este tipo de acciones cuando comienzas un proyecto con amigos/conocidos, pero es el mejor método para evitar sorpresas y disgustos. Esta es, sin duda, la mayor lección que nos dio nuestro primer año de vida.

Con el nuevo panorama llegó el momento de reflexionar. Nos vimos obligadas a parar en seco y no atrasar lo que la realidad nos pedía a gritos: pensar qué habíamos estado haciendo, qué había funcionado, qué no, qué nos gustaba y qué no. Decidir qué tipo de empresa queríamos ser.

No fue un proceso fácil: a lo largo de dos meses alternamos reuniones, trabajo y proyectos de clientes con encierros en casa, cafés, horas extra… para reflexionar, trabajar y pensar el rumbo que queríamos que tomara Buzzko. Uno de los procesos que nos ayudó a establecer nuestras prioridades fueron las inceptions, que ayudan a definir, acotar y tener una visión común de un producto antes de lanzarlo. Y es que aunque llevásemos un año de actividad queríamos partir desde cero. Os dejamos algunas de las estampas que llevamos a cabo.

inception Buzzko

Después comenzamos a interiorizar los mandamientos del nuevo Buzzko. Cuando los tuvimos claros, tocó entrar a torear en otra plaza complicada: comunicar a los clientes los cambios en la empresa y la nueva forma de trabajar a partir de ese momento. No existen suficientes palabras de agradecimiento en la RAE que engloben lo arropadas que nos sentimos por la amplia mayoría de nuestros clientes. Este apoyo nos hizo tener muchas más fuerzas para demostrar que el cambio iba a ser a mejor, sí o sí.

Costó adaptarse a una nueva manera de trabajar, en la que éramos nosotras, el “músculo productivo” (así nos llamábamos en las inceptions) las que acudían a reunirse con el cliente para escucharle, verle y preguntarle, enviar las facturas… pero a día de hoy nos parece un pilar clave ese contacto diario con las personas, sean clientes, colaboradores, colegas de profesión o alumnos.

Además de la metodología, nos prometimos que el nuevo Buzzko valoraría, por encima de todo, el trabajo que realiza. Para ello, también veíamos necesario que las personas y empresas con las que colaboramos lo valoraran. Así, respetaríamos que hubiese personas que quisieran una web por 500 euros (por poner una cifra), pero teníamos que hacer entender que tendrían una web de 500€, no una de 1000 a la mitad de precio. Al igual que cuando vamos a la panadería no podemos llevarnos una barra de pan de leña a precio de flauta, aunque la flauta está deliciosa y, a veces, es lo que quiero.

Cambio de metodología y procesos de trabajo, dignificar nuestras propias tareas… ¿y la imagen? “¡Cambio radical!”, nos dijimos. Al final no lo fue tanto, pero estábamos convencidas de que no queríamos seguir con la misma imagen corporativa porque, simplemente, ya no éramos la misma empresa y queríamos que visualmente también se transmitiera ese cambio.

imagen_buzzko1

Lo primero de todo fue cambiar la tipografía: no queríamos que fuera tan redonda e “infantil” puesto que para bien o para mal nuestro primer año de vida nos hizo espabilar a pasos agigantados y queríamos reflejar ese granito de madurez a la hora de afrontar los proyectos. Buzzko, como loro, también vio reducida toda su silueta a sólo la cabeza, en clara alusión a las fotos de perfil de aplicaciones, redes sociales, herramientas, etc. y decidimos poner el punto y final con un círculo, que transmitiera la cercanía y familiaridad de la empresa para con nuestros clientes.

Todos estos cambios debían reflejarse en nuestro escaparte online: el sitio web. El primer objetivo era que el diseño se adaptara a todos los dispositivos, queríamos que fuera visual, simple y sencilla. Limpia. Que se encontrara el contenido de manera sencilla y estuviese bien posicionada en euskera y castellano.

Entre las novedades se encuentra el apartado de formación, que cuenta con un formulario para que os enteréis de los cursos (gratuitos y de pago) que tenemos programados por nuestra cuenta y con agentes externos como Cebanc, que normalmente se centran en la comunicación online, la venta por Internet, el posicionamiento, redes sociales, etc. Así, recibiréis en vuestro correo una newsletter con la información y los enlaces para inscribiros los primeros y no quedaros sin plazas.

Pero preferimos que naveguéis y lo descubráis todo por vosotros mismos. Hace un año que cambiamos la manera de trabajar, hoy cambiamos de imagen y… ¡EXTRA, EXTRA! con llegada del buen tiempo mudaremos de nido hacia zonas más cálidas. Pero eso, amigos, lo dejamos para otro día.