La sección de Tecnología de elmundo.es publicó el lunes una noticia que, bajo el título ¿A cuánto sale el kilo de amigos en Facebook?, trata sobre las empresas que ofrecen hordas de seguidores a las páginas que inician su andadura en esta red social por un precio que oscila entre los 300 y los 5.000 euros.
De esta manera, a través de la venta de seguidores muchas compañías y jefes de empresa ven satisfecho su objetivo primordial: tener más y más seguidores en Facebook.
Como bien indican en el artículo, después de hacer un pequeño experimento práctico con una página de empresa ficticia constatan que los seguidores comprados a golpe de transacción económica son, en su mayoría, extranjeros y «zombis. No hay ni un solo comentario, lo que, con las nuevas estadísticas de Facebook que resaltan el número de personas hablando de un tema les deja en evidencia por su silencio».
Los datos lo dicen todo: «En nuestro caso, de los 5.000 comprados solo hablan dos».
Una batalla casi perdida de nuestro día a día es convencer a los clientes que cantidad no significa calidad. Que es preferible contar con una comunidad de 50 seguidores participativos, críticos y echaos pa’lante, que con 2.000 pasivos a quienes les cuesta mostrar su opinión.
Una de las fórmulas más efectivas para potenciar dicha participación es encontrar al «seguidor verdadero». Ese que, más allá de las promociones, ofertas o precios que ofrece la marca, se identifica con la compañía y valora el tipo de contenido que ofrece. No inventamos la rueda cuando decimos que el contenido de calidad juega un importante papel en todo este embolado. Y la afinidad con la empresa. Y el don de «picar» a la audiencia para arrancar un par de comentarios entre tus seguidores. Mimarlos y tenerles en cuenta.
No podemos ser objetivos en este aspecto, pero (de verdad de la buena) si queréis destinar dinero a vuestras redes sociales os aconsejamos que lo invirtáis en un buen Community Manager o Social Media que dinamice, alimente y genere comunidad antes de pagar a empresas que lleven zombis a vuestros canales.
Pero que allá vosotros, vaya.
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